domingo, 20 de julio de 2014

Luc Montagnier escapa del “terror intelectual” persiguiendo ideas revolucionarias en China


Artículo extraído integramente de la web La ciencia y sus demonios

El virólogo y premio Nobel de medicina Luc Montagnier sigue dando que hablar. En la actualidad Montagnier es fundador y presidente de la Fundación Mundial para la prevención e investigación del SIDA, tarea que va a simultanear con la de liderar una investigación pionera en un nuevo instituto de la Universidad Jiaotong, en Shanghai. Lo que ha llamado la atención a la comunidad científica no es que este reputado investigador marche a una institución China a trabajar, sino que su trabajo esté relacionado con“las ondas magnéticas que son emanadas desde el DNA ultradiluido de varias bacterias patógenas”. Esta idea fue publicada por Montagnier en dos publicaciones que tuvieron una fría acogida entre los científicos.
La revista “Science” ha entrevistado a Montagnier antes de su marcha a China; aquí os dejo sus respuestas para que valoréis si este famoso virólogo ha engrosado la lista de pseudocientíficos o si por el contrario trabaja para ampliar los límites de la ciencia. La entrevista ha sido realizada por Martin Enserink y aparece en el último número de “Science” (volumen 330 página 1732)
¿Por qué se marcha a Shanghai?
Se me ha ofrecido una cátedra y un instituto, que llevará mi nombre, para trabajar en un nuevo área de la ciencia que interrelacionará la física, la biología y la medicina. El proyecto principal es el de estudiar el fenómeno de las ondas electromagnéticas producidas por el DNA diluido en agua. Estudiaremos tanto las bases teóricas como sus aplicaciones a la medicina.
¿Qué son exactamente esas ondas?
Lo que hemos visto es que el DNA produce cambios estructurales en el agua, los cuales permanecen incluso tras largas diluciones, y que producen señales de resonancia electromagnética que podemos medir. No todo el DNA produce señales que puedan ser detectadas con los aparatos que contamos. Las señales de mayor intensidad proceden de DNA bacteriano y vírico.
¿Cuáles piensa que son las aplicaciones médicas de este descubrimiento?
Hemos encontrado las señales procedentes del DNA bacteriano en el plasma sanguíneo de muchos pacientes con autismo y también en muchos, aunque no en todos, pacientes de Alzheimer, Parkinson y esclerosis múltiple. Parece que la señal que se detecta procede del intestino. Por tanto es posible que algún producto de las bacterias intestinales acabe en el plasma y provoque daños en el cerebro.
Las ondas son para nosotros un biomarcador para detectar la presencia de esas bacterias, incluso cuando no somos capaces de detectarlas con técnicas tan sensibles como la PCR. Por tanto, si se tratan esas patologías con antibióticos uno esperaría ver como los síntomas de las mismas desaparecen. La primera idea es la de realizar un ensayo clínico de ese estilo en Francia. Primero demostraremos que podemos detectar el DNA de la bacteria en el plasma de niños autistas y que no lo encontraremos en el de niños sanos. En ese momento, y si la comisión ética lo autoriza, trataremos con antibióticos los niños autistas esperando que la señal desaparezca de su plasma y comprobar si sus manifestaciones clínicas mejoran. Si eso funcionase, en el futuro esta técnica no sólo se emplearía para realizar diagnóstico, sino también tratamiento. Es posible que existan ondas electromagnéticas de determinada frecuencia que eliminen las ondas producidas por el DNA bacteriano.
Muchos de sus colegas son muy escépticos con estos planteamientos
Bueno, yo también era escéptico al principio. Pero ahí están lo resultados. Éstos son muy reproducibles y ahora estamos esperando que sean confirmados en otros laboratorios.
Usted ha llamado a Benveniste “un moderno Galileo”. ¿Por qué?
Benveniste fue rechazado por todo el mundo porque iba por delante de todos ellos. Él lo perdió todo: su laboratorio, su dinero…. Yo pienso que tenía razón, pero su problema fue que sus resultados no eran 100% reproducibles.
¿Usted piensa que hay de cierto en la homeopatía?
Yo no puedo decir que la homeopatía sea completamente cierta. Lo que sí puedo decir ahora es que los efectos en las grandes diluciones sí son ciertos. Elevadas diluciones de algo no es igual a nada. Hay estructuras en el agua que copian la estructura original de la molécula que estuvo en el agua.Hemos visto que con el DNA no podemos llegar a las elevadas concentraciones que maneja la homeopatía, no podemos ir más allá de 10 elevado a la -18 porque entonces perdemos la señal. Pero incluso a una dilución de 10 elevado a la -18 no hay una sola molécula de DNA en el agua, y sin embargo todavía detectamos una señal.
¿Podría continuar sus investigaciones en Francia?
Ya no tengo financiación aquí. Debido a la política de jubilaciones en Francia ya no se me permite trabajar en institutos públicos franceses. He pedido financiación a otros organismos, pero no la he conseguido. Hay algo de miedo a este tema en Europa. Puedo decirle que conozco investigadores que han reproducido los resultados de Benveniste en su laboratorio, pero tienen miedo de mandarlo a publicar por el “terror intelectual” a que se verían sometidos por parte de personas que no acaban de entender esos resultados.
¿Los chinos son más abiertos en estos temas?
Pienso que si. He visitado la universidad de Jiaotong varias veces y le aseguro que tienen una mente muy abierta. El editor en jefe de la revista “Interdisciplinary Sciences Computational Life Science”, donde publiqué mis dos trabajos relacionados con este tema, también trabaja en esta universidad.
¿Teme que sus colegas le acusen de haberse pasado al terreno de las pseudociencias?
No, porque no es pseudociencia ni curanderismo. Simplemente hay un fenómeno que merece ser investigado a fondo.

Leer el artículo completo pinchando aquí: La ciencia y sus demonios

viernes, 18 de julio de 2014

Los desvaríos del Ministerio de Sanidad

Este artículo lo ha publicado la revista DSalud, lo escribe José María Campoy y no solo demuestra una enorme valentía que desafía a las autoridades sanitarias sino que demuestra tener suficientes argumentos para rebatir con firmeza las posibles réplicas. Todavía hoy, después de casi 2 años sigue sin haber una respuesta. Será que “el que calla otorga”? Parece imposible que nadie, en los círculos sanitarios oficiales, deba y tenga que dar explicaciones. Te invito a que pases este enlace y lo distribuyas entre tus conocidos: http://muybio.com/verdades-medicina-convencional-se-atreve. Creo que será la mejor manera de forzar a escuchar y contestar lo que dice una publicación, que hoy por hoy, es una autoridad en el tema de las medicinas alternativas.
No dejes de leerla porque no tiene desperdicio. Debajo del artículo tienes el enlace directo a la publicación.
Los desvaríos del Ministerio de Sanidad
En el ámbito de la salud es igual quién gobierne en España: al frente del Ministerio de Sanidad siempre se designa a alguien que termina estando al servicio de los grupos de poder, muy especialmente el de las multinacionales farmacéuticas. Así que la posibilidad de que la sociedad acceda algún día a médicos y servicios de salud realmente eficaces y curativos en lugar de paliativos y iatrogénicos es nula.
¿Que ello lleva a la desesperación a millones de personas, ignorantes de que se les está engañando?
No importa.
¿Que ello lleva a la muerte sólo en nuestros hospitales públicos a más de 400.000 personas cada año mientras son tratadas de esa manera, (morbilidad hospitalaria española según el Instituto Nacional de Estadística)?
No importa.
¿Que los médicos empiezan a ver desesperados cómo cada año la industria se inventa nuevas enfermedades para así poder vender fármacos específicos para ellas –una auténtica burla en realidad- y en estos momentos es ya tal la cantidad de patologías existentes –miles- que ni los propios galenos conocen sus nombres y los síntomas que se supone les caracteriza siendo por ello incapaces de identificarlas y, por tanto, de afrontar el problema de sus enfermos?
No importa.
¿Que la industria ha decidido, dada la imposibilidad de curar con sus fármacos una sola de sus inventadas enfermedades, hacer negocio alegando que sí puede prevenirlas comercializando para ellas todo tipo de vacunas que dar a las personas sanas?
No importa.
¿Que esas vacunas no previenen nada porque jamás una sola vacuna ha demostrado prevenir una sola enfermedad?
No importa.
Y retamos públicamente
a los colegios médicos, a los laboratorios y al Ministerio de Sanidad a que nos entreguen la documentación científica que prueba que al menos una sí lo logra.
Que nos demuestren que hay una sola vacuna que previene alguna enfermedad. La que sea. Es más, les retamos a que nos demuestren que el VIH existe y es la causa del SIDA. Y que los tratamientos oncológicos oficialmente aprobados y de obligado uso en los centros públicos previenen o curan el cáncer. O que una sola de las drogas usadas por los psiquiatras previene o cura alguna de las inventadas enfermedades psiquiátricas.
O que conocen siquiera un solo fármaco que prevenga o cure alguna de las llamadas enfermedades crónicas y degenerativas. Y nos da igual si es un fármaco para el Parkinson, el Alzheimer, la Ataxia Cerebelosa, la Esclerosis Múltiple, la Fibromialgia, la Fatiga Crónica, la Psoriasis, el Lupus Eritematoso, la Sensibilidad Química Múltiple o cualquier otra de las miles de enfermedades hoy catalogadas.
Es más, que nos demuestren que hay un solo fármaco realmente eficaz que prevenga o cure cualquiera de las enfermedades más simples: el resfriado, la gripe común, el acné, una rinitis… No podrán porque no existen tales fármacos. Nada de lo que hemos comentado pueden demostrarlo científicamente. En cambio, sí está científicamente constatada la enorme peligrosidad de casi todos ellos: incluidas las vacunas con las que irresponsablemente se inocula a los bebés y los niños.
Luego, ¿qué está pasando?
¿Cómo es posible que los médicos sigan haciendo el juego a la mafia que dirige un sistema sanitario tan podrido como el implantado por quienes controlan el negocio mediante testaferros en la OMS, las agencias internacionales de presunto control de fármacos, los ministerios de Sanidad, los colegios médicos y las facultades de Medicina?
Y, sobre todo, ¿cómo es posible que se mienta una y otra vez públicamente sin que a nadie le pase nada?
¿Cómo es posible que se haga el juego a empresas que en las últimas décadas han sido llevadas a los tribunales en innumerables ocasiones por graves delitos con resultado de millones de víctimas -entre ellas decenas de miles de muertes- cuyos dirigentes no están en la cárcel porque el podrido sistema político-judicial occidental les permite comprar con dinero su inpunidad?
Que el Ministerio de Sanidad, Política Social e Igualdad diera a conocer el pasado mes de diciembre un informe diciendo, por ejemplo, que sólo unas pocas de las “llamadas terapias naturales han demostrado su eficacia en situaciones clínicas concretas mediante la aplicación de métodos científicos” es una burla. Porque ni uno solo de los fármacos que el ministerio ha aprobado, ha demostrado científicamente prevenir o curar una sola patología.
Es más, ¿cómo permite el ministerio, por ejemplo, que haya médicos que digan que los productos homeopáticos no sirven para nada cuando tienen hoy la consideración de fármacos y su venta está restringida a las farmacias? Si no sirven para nada, su venta es una estafa y debería procesarse de inmediato a quienes los fabrican, los comercializan y los distribuyen pero, sobre todo, a los médicos que los recetan, a los farmacéuticos que los venden y a los responsables sanitarios que los han aprobado.
¡Todos a los tribunales!
Y si no procede… ¡que se lleve a los tribunales a quienes se burlan de ellos por intentar engañar gravemente a la población! La verdad es que vivimos una situación esperpéntica.
El Ministerio de Sanidad debería replantearse en serio la eficacia de los tratamientos y productos que financia el estado. ¡Ya está bien de despilfarrar miles de millones de euros en productos iatrogénicos que ni previenen ni curan nada! Es hora de que alguien ordene que se revise lo aprobado hasta hoy. Es indignante que se exija un comportamiento ético a todo el mundo… y se obvie a los agentes involucrados en el “negocio de la enfermedad”.
Hay que regenerar urgentemente el putrefacto sistema sanitario a nivel mundial pero para eso debemos empezar haciéndolo nosotros en nuestra propia casa.
Es cada vez más urgente.
José Antonio Campoy.Director.